miércoles, 8 de septiembre de 2010

El Amor en tiempos del Bicentenario

Es tristísimo ver (escuchar, aceptar, prácticar) las relaciones humanas en estos tiempos.

Aún cuando la existencia de personas leales se sigue viendo, la de las fieles está en peligro de extinción con poquísimos ejemplares que han podido sobrevivir a la evolución; y por evolución entiéndase el pésimo concepto que aplican las mujeres del feminismo y el pésimo concepto que manejan los hombres de ser open mind.

Yo no sé si peco de "tonta" o si me paso de inocente, fue en el 2008 mientras trabajaba en un despacho de ingenieros que escuché por primera vez a un hombre tocar el tema de la infidelidad como si se tratase de algo no sólo común, sino de algo normal, aceptable. Dicho personaje comenzó y concluyó su historia y yo seguía sin creerla; en mi cabeza no existe tal concepto, no podría comprometerme con alguien sin comprometerme, de hecho.
He llegado al punto de serle a fiel a un hombre sin garantía de compromisos por su parte, así que eso da una idea de lo que la fidelidad significa en mi vida.

Y es que ni hablar de comprometerte con alguien si no puedes comprometerte contigo mismo, acaso en otros aspectos serías igual de "flexible", ¿venderías tu dignidad o tus creencias al mejor postor?, aunque no haya dinero involucrado, eso en mi pueblo se llama prostitución. Y ya me sé los pretextos que inventa la gente en un grito desesperado por justificar sus actos, para mi no es más que doble moral, mentirse, jugar con fuego y al final, no ser nadie para nadie, nadie para ti; y lo peor, nada de ti para ti mismo.

¿Cuál es el resultado de esta ecuación?

Y no digo que podría estar en una relación que "deba" ser, sin embargo, sé que mentirle a los demás no es otra cosa que mentirse a uno mismo, y vivir en la falsedad disfrazada de idealismo está de la re-chingada, no importa de cuánta gente sepa que ya ve en la infidelidad algo aceptable -o como en estos tiempos del bicentenario- o peor aún, un ingrediente más para formar relaciones amorosas, yo seguiré queriendo algo importante para mí, algo consistente, consciente, relevante.

Y no puedo respetar a quien manejan esta situación como un modus vivendi, creo que dado que ésta entrada aplica a la verdad, con toda la humildad les aconsejaría que no se llamen a sí mismos hombres y mujeres comprometidos y que si no aman, respetan y son fieles a sus parejas, como mínimo no traigan hijos producto de ésas relaciones a seguir sus fatales patrones.

No basta ser leal, es necesario serte fiel (y a los demás).

lunes, 6 de septiembre de 2010

Cuetes, pulque y ¡basura!


Este fin de semana hubo feria en "mi pueblo",  con motivo de (obvio) el aniversario de un santo; el sábado estuvo tranquilo, en realidad todo el fin porque estuvo lloviendo; sin embargo, da pena ver lo que estos acontecimientos realmente son y sus consecuencias. Como en casi todos las comunidades, la gente aprovecha para beber como si el alcohol fuera a terminarse al día siguiente, los chavos para bañarse en espuma que siempre termina bañando a algún inocente; hay comida chafísima, vieja, con exceso de un aceite negro.
Como consecuencias la mayoría de las ferias deja a su paso un tapete de basura y de olores desagradables, hasta al más ecologista se le olvidan los buenos hábitos de no tirar basura en la calle; hoy que salí temprano era una cosa muy desagradable.
Y para fregarla, no faltan 2 ó 3 borrachitos con una imagen espantosa que te salen al paso acostados en banquetas como si estuvieran en la playa.
En realidad todo esto no me había molestado jamás, puedo decir incluso que no lo notaba, es increíble las cosas que comienzo a percibir.
Cuando mi mamá vivía la feria era el mejor acontecimiento del año, porque reunía a toda su familia en una comida deliciosa, no parábamos en la dichosa feria, porque dentro (de la casa) estábamos mejor, felices; convivíamos, entonces jamás escuché hablar mal a una tía de la otra, entonces todo era risas y bromas; entonces ella estaba conmigo y el día lo terminábamos con café y sintiéndonos agradecidas por el lugar que ocupábamos en este mundo.
Ayer, día más relevante de la feria, lo pasé encerrada, viendo llover, escribiendo, terminando pendientes y creando unos nuevos, haciendo zapping y comiendo las 12 hrs que estuve despierta.
Sola.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Hijos de "la chingada"

Pueden llamarme ignorante y lamento mucho que así sea, en realidad no tanto porque no hay quién lo sepa todo en este mundo, aunque el detalle a compartir si "debería" saberlo pues de ahí vengo.

Resulta que ahora con todo este rollo del bicentenario, y que todos andamos en chinga queriendo aprendernos la historia de México para tener qué decir en las conversaciones sobre dicho tema, que valga decirlo, son las más frecuentes; cierto día haciendo zapping le dediqué cinco minutos de mi valiosísimo tiempo a un programa de t.v. por cable en donde entrevistaban a una chava que acaba de escribir un libro sobre la palabra "chingar".

Y fue aquí donde me enteré que la expresión "la chingada" viene desde La Malinche, pues así le decían a su hijo Martín, producto de su relación con Hernán Cortés y por obvias razones de cómo le fue a ésta famosa mujer.

Así que desde que conocí de esta verdad, me he prometido no volver a utilizar la expresión "hij@ (s) de la chingada", que si, todos somos hijos de la chingada, pues parir no es precisamente un lecho de rosas y las madres siempre quedan como pateadas por un burro; pero más respeto para quienes tuvieron LAS FALDAS para traernos a este mundo.

TAN, TAN